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Adiós a la Calzada Romana de OnísEntre Gamonedo y las vegas o puertos de la Montaña de Covadonga hay restos de una importante vía histórica que pronto será tapada por el hormigónIr en plan de despedida, o de último paseo, por encima de un camino antiguo, posiblemente de la época romana (o anterior), es lo que vamos a proponer ahora, antes de que una pista para vehículos termine en breve con él vergosamente… Por el maravilloso concejo de Onís, en pleno Parque Nacional de los Picos de Europa (a su vez Reserva de la Biosfera, según la UNESCO) cruzaba una importante vía histórica entre el famoso Gamonedo (Gamonéu) y los puertos altos de Onís, con típicas y hermosas vegas o majadas (mayaos) de pastoreo. Esta vía uniría Demués y su entorno con las vegas de Belbín, la Güelga, Redondiella y Ario… Restos de esa calzada, calzadina o calzadilla, aún quedan allí.
Esta vía era, asimismo, complementaria de otras que subían por estas montañas, como el Camín del Rey (que enlazaba Cangas de Onís y Cabrales, pasando por Onís y sus importantes explotaciones mineras) o las calzadas de Llanes y de Aliva (que cruzaba por la actual de Caoru o Portudera); en tierra de Onís y que en Piedrafita unía los territorios. Las mismas con abundantes restos de empedrado y puentes romanos (una docena quedan en esa zona); que es preciso estudiar, restaurar o, por lo menos, catalogar para que no caigan en el olvido. El camino antiguo de esta excursión que relatamos hoy, por eso será tapado o “levantado” en breve, precisamente por no estar inventariado oficialmente. Quedando de él como un kilómetro de empedrado y “llantones”, muy deteriorado, pues no hay peones camineros, ni pastores que lo cuiden. Desde Demués al Colláu Lincós y majada de Soñín son 7 kilómetros de pista hormigonada, que destrozó hace tiempo la mayor parte de los vestigios de la vía romana; y va bordeando Pandescura y Cantu Verances (había otra calzadina casi paralela a ella que iba para Soñín de Abajo y Comeya). Casi al final de esta pendiente pista-carretera se pasa por un nuevo mirador, llamado de Camba, desde donde se ve bien el valle de Gamonedo. Tras dejar la pista quedan un par de kilómetros hasta la bella majada de Belbín, pasando por Las Mantegas y rodeando el Cantón de Texéu.
En este tramo es donde aún quedan restos de la calzada y esos serán los “sustituidos” en poco tiempo por la nueva pista, ante las protestas de grupos ecologistas, naturalistas y montañeros, que creen que más que para sufridos pastores (que ya no quedan a penas) será un acceso rodado para llegar fácilmente, a los afamados Lagos de Covadonga, los turistas, guardas o lugareños aficionados a la caza, aunque sea por el parque nacional más antiguo de España, curiosamente. Si la subida la hacemos por Demués, tomando la pista citada junto a una vieja venta o fortaleza y la vieja capilla de San Francisco, tardaremos un par de horas en llegar hasta Soñín y Colláu Lincós. Y de allí, por la aún vía empedrada, otra media hora hasta Belbín, pasando por Las Mantegas, cerca del curioso Hoyo La Madre. En esta zona nace el río Casaño, importante afluente del Cares. La senda bordea el Cantón de Texéu y, al Oeste, nos queda la Vega Comeya y Cantu Los Claveles. Pero la caminata puede ser mucho más fácil si partimos del lago de La Ercina o del Mirador del Príncipe (situado sobre el centro de interpretación del parque nacional, en Bufarrera). En dirección Este, bien por sendero montaraz o por pista para todoterrenos, en un par de kilómetros, con suaves subidas y bajadas, llegamos en menos de una hora a Belbín, pasando por la antiguas minas y casas de Bufarrera (La Buferrera). Luego desde allí, en dirección norteña, en similar tiempo, nos situaremos al pie del Cantón de Texéu, en la Vega Las Mantegas, para recorrer en pocos minutos lo que aún queda de esa afamada vía romana, o medieval
Desde el citado Colláu Lincós y Soñín tenemos para regresar varias opciones, la mejor “desandar” lo caminado y volver nuevamente por la calzada a Los Lagos; otra sería bajar en plan de travesía por la pista a Demués; y otra, con buen guía, descender a Comeya (o por Cantu Los Claveles) y cruzando el túnel de “El Furacón”, llegar al Ercina o el Enol nuevamente. Y, así, dar un “adiós” a esos restos de calzada romana, en un paseo medioambiental y cultural.
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